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Madrid, ni libre ni feminista
Opinión | La mera presencia de mujeres en primera fila política no hace feminista un gobierno
Opinion |

El panorama político de la Comunidad de Madrid no es feminista, aunque una aparente paridad haya servido como telón de fondo para el despliegue de una campaña electoral que ha contado con el mismo número de mujeres y hombres al frente de las candidaturas de las distintas formaciones que concurrían a las elecciones. Ahora, con los resultados sobre la mesa, es más sencillo percibir el carácter poco halagüeño que presenta para las mujeres un tablero político en el que se dibujan una Isabel Díaz Ayuso triunfante en los comicios y una Rocío Monasterio que sostiene la llave para asegurar una puerta que los ‘populares’ le han dejado abierta.

La presencia de una mujer, o dos, en la primera plana de la política no actúa como una varita mágica que dota de calado feminista a un gobierno o a una comunidad autónoma, como tampoco ocurriría si se tratase de una empresa o una familia. Un gobierno es feminista cuando cuenta con mujeres visibles y, además, activa los resortes necesarios para combatir los problemas que nos frenan, discriminan y eliminan de manera sistemática. Un Madrid libre y feminista sería uno que contase con una Ley de Igualdad, que nos mirase en conjunto y gobernase, también, para las que no llegan a romper el techo de cristal por el que unas pocas han logrado asomar algún dedo y, entre otras muchas cosas, que cerrase la puerta a quienes niegan la violencia de género.

En la Oposición, el Más Madrid de Mónica García, otra mujer, lidera un frente de tintes más violetas, más verdes, pero este y otros campos morados conforman otra cuestión que no es la que nos ocupa ahora. Sin duda, si creemos que el futuro del Gobierno de la Comunidad de Madrid tiene algo que ver con el feminismo únicamente porque haya una mujer capitaneando, y otra participando de su gestión, es que todavía nos quedan muchas pancartas por pintar y mucho más trabajo por hacer.