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Ser una ‘barbie girl’ no es tan saludable
Analizamos el límite entre arriesgar nuestra salud y la belleza estética desde el diastema hasta el ‘waist trainer’
Madrid |

En un mundo marcado por dos bloques antagónicos, individualismo y globalización, en ocasiones tendemos a lo imposible para construir una imagen perfecta de nosotros mismos que mostrarle al mundo. Cuando la tarea se complica y no logramos encajar en el canon establecido, nos lanzamos a poner en práctica técnicas estéticas que pueden ayudarnos a conseguirlo a riesgo de poner en peligro nuestra salud. Desde el diastema hasta el ‘waist trainer’ pasando por intervenciones grotescas, queda patente que el ser humano no tiene límites, ¡se nos está yendo de las manos!

Aunque de niñas nos resistíamos a llevar ortodoncia, lo cierto es que, algunas, cuando crecen no dudan en someterse a una intervención odontológica para modificar la apariencia de su dentadura buscando un aire ‘naif’. La separación de los dos dientes frontales mediante el diastema favorece la aparición de caries, los problemas de encías y altera la mordida.

Lo esperpéntico de estas modificaciones estéticas nos dejan el terreno allanado para reflexionar hasta dónde puede llevarnos la inseguridad y las ansias por encajar

Las Kardashian pusieron de moda lucir cintura de avispa. Para conseguirlo, muchas siguieron su ejemplo: llevar un corsé durante doce horas al día. Aunque es cierto que pueden llegar a verse resultados, también puede provocar el desplazamiento de las costillas y, con ello, afectar a varios órganos internos.

Una de las tendencias más virales reside en conseguir los apodados como ‘labios del diablo’. A partir de inyecciones de ácido hialurónico, la línea de los labios se modifica hasta lograr que dibuje varios picos simulando los cuernos del demonio. Se trata de una técnica parcialmente reversible. Los labios parecen haberse convertido en la diana a la que apuntan todas estas modas. Son ya varios los vídeos en los que se ve cómo los jóvenes se aplican pegamento fijo en el labio superior para elevarlo y que luzca más prominente.

Sin duda, lo esperpéntico de estas modificaciones estéticas nos dejan el caldo de cultivo preparado para reflexionar hasta dónde puede llevarnos la inseguridad y las ansias de encajar en los estándares de belleza.