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"Mis primeros discos tienen una vitalidad y una frescura que nunca podré volver a dar, pero no los cambiaría por los que hago ahora"
Hablamos con Mikel Erentxun sobre su nuevo trabajo, 'El último vuelo del hombre bala', a la venta desde el 10 de mayo
Madrid |

Cierra una etapa. Otra más que sumar a las espaldas. Esta vez, se trata de una trilogía que, paradójicamente, no empezó siéndolo. Eso nos cuenta Mikel Erentxun sobre su nuevo trabajo, ‘El último vuelo del hombre bala’, que se puede escuchar en todas las plataformas desde el 10 de mayo. “Un momento muy emocionante”, como el propio artista reconoce, pese a su dilatada trayectoria. Al final, dice, un disco es como un hijo, “siempre se tiene la ilusión”, sea cual sea el número que se cumpla.

Cierre perfecto

La trilogía musical que Erentxun arrancó el 2014 con la publicación de ‘Corazones’ no nació como tal, nos cuenta. “Salió como un disco sin ningún ánimo de continuidad”, pero después vino ‘El hombre sin sombra’ (2017), y algo le hizo ‘click’. “Bebía de muchas cosas del anterior, compartía con él la forma de hacerlo, el ser tan autobiográfico; giraba entorno a mí, a mis fantasmas y a mis miedos”. Y eso fue lo que le llevó a entender que era la segunda parte de una historia inacabada a la que pondría fin con el trabajo que, ahora, nos presenta entre las manos. “Este sí nació sabiendo que era el cierre a una trilogía analógica y personal”. Quizá sea por eso que, cuando lo vio por primera vez, “lo abracé como a un bebé en el paritorio”, orgulloso como solo un padre puede estar de un hijo.

Un nuevo Erentxun

Haber publicado más de veinte discos a lo largo de su trayectoria no le ha quitado ese cosquilleo por dentro al editar un nuevo álbum, y menos con este, en el que se ha atrevido con lo eléctrico, dejando a un lado su característico estilo. “No hay ni una sola guitarra acústica”, se ríe, reconociendo que es una atrevida aventura en la que su mayor apoyo ha sido, sin duda, Paco Loco, con el que arrancó este proyecto tridimensional en sus estudios del Puerto de Santa María. “Cualquier locura le parece razonable y atractiva, y hacer un disco donde no aparezca lo acústico le pareció buenísimo”, dice, comparándolo con el momento en el que le propuso tocar la batería para ‘Corazones’. “No había tocado en mi vida, pero todo con Paco está permitido, y eso es maravilloso”.

El proceso de composición me absorbe, me vuelvo muy insoportable 

El primer single que pudimos escuchar de ‘El último vuelo del hombre bala’ fue ‘La Vereda’, algo que le pareció muy difícil de elegir “porque no hay fórmulas matemáticas”. Especialmente ahora, “que no se venden discos”, y ya no solo se elige un tema a nivel comercial, sino que se pretende que sea “la canción que describa el todo del disco”. ‘La Vereda’, por eso, es la que mejor representante del álbum: “luminosa y energética, que me lleva a un sitio donde no había estado; me parecía un buen anzuelo”.

Experiencia, un grado

“Es un proceso que me absorde, que me lleva meses, pero que, cuando lo empiezas, no puedes pararlo”. Así describe Erentxun el momento de enfrentarse a la composición, donde se vuelve “insoportable” porque “no puedo estar a nada más que eso”. De hecho, asegura, “ahora sé que voy a estar muchos meses en blanco”, porque “me exprime”. Sin embargo, el esfuerzo compensa: “cuando llevas mucho tiempo detrás de esa palabra y la encuentras, el subidón es brutal”.

Algo que, con la experiencia, se ha ido, inevitablemente, perfilando porque “la madurez te hace cantar y escribir mucho mejor”. No niega que “mis primeros discos tienen una vitalidad y una frescura que ya nunca podré dar”, pero, dice firme, “no los cambiaría por los que hago ahora”.

El tour de ‘El último vuelo del hombre bala’ ya se está perfilando, y Erentxun asegura que le veremos de forma inédita. “A lo mejor no te gusta, o te gustaba más antes, pero voy a demostrar que estoy haciendo cosas interesantes y distintas”. Estad preparados; la cosa promete.