Aunque empecé en esta sección hablando de un juego de ordenador, el Minecraft, y su vuelta a las consolas de miles de gamers, voy a hablar de otra forma de jugar que, a veces tenemos un poco olvidada, pero que lo peta si compartes el rato con gente que te divierte. Son los juegos de mesa, esos con los que nuestros padres pasaban horas entre amigos o hermanos.
Había pensado en empezar hablando del Catán, uno de los más exitosos (si no lo conoces, merece la pena que intentes echar una partida, porque es un juego muy divertido), pero me pareció que ya estaba muy visto y me ha parecido mejor escribir sobre uno de los últimos descubrimientos de mi familia: se trata de Seven Wonders, uno de esos juegos cuyo éxito le ha llevado a crear un montón de extensiones y de los que nunca te cansas de jugar.
El objetivo es conseguir más puntos que tus adversarios, cada uno con una de las 7 maravillas del Mundo antiguo. Vamos pasando de era mientras creamos ejércitos, construimos edificios y compramos y vendemos materias primas. Un juego sin tablero en el que las cartas marcan la dinámica.
La principal ventaja es que las partidas en Seven Wonders no son muy largas, que no hay una estrategia clara para alzarse con la victoria (puesto que dependes de la de los demás jugadores) y que permite jugar, sin extensiones, hasta a 7 personas.