A falta de escaso mes y medio para dar la bienvenida a 2022, ya sabemos una de las novedades que traerá consigo el nuevo año: el incremento del precio final de las prendas que adquiramos en cualquier superficie, negocio o establecimiento del sector textil.
¿El motivo? Una nueva medida implantada por el Gobierno, -actualmente en trámite parlamentario-, que obligará a la industria a reciclar toda aquella ropa que no pueda vender. Esta futura Ley de Residuos prohibirá destruir tejidos y obligará a la reutilización del excedente de prendas con el fin de darle un asegunda vida y disminuir los niveles de contaminación provocados por su eliminación indiscriminada, “intentando promover desde el primer día un paso importante hacia un modelo de producción y consumo en el que el valor de los productos no quede reducido a un único uso y mantenga su capacidad de ofrecer servicios de ofrecer rendimiento en la economía el mayor tiempo posible”, afirmaba al respecto Teresa Ribera, Ministra de Transición Ecológica.
Según Naciones Unidas, la industria textil ocupa el segundo puesto de los sectores económicos menos limpios para el medioambiente. En España solo se recicla actualmente un 12,16% de la ropa que se fabrica, porcentaje que cae a menos del 10% si hablamos de nuestra región, la Comunidad de Madrid. La moda en nuestro país había estado, hasta el momento, exenta de las obligaciones ecológicas. Un aspecto que cambiará, como todo parece indicar, con la revolución en el precio de venta al consumidor que podría traer consigo la citada regulación.
Menos del 1% de la producción total de textiles se recicla en ciclo cerrado, es decir, con el mismo uso o similar.
Así, los productores tendrán que hacerse cargo del sistema de depósito, devolución, así como de la financiación de las partidas de gestión de residuos y los mecanismos de control.
El proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados también impondrá restricciones a los plásticos de un solo uso, y fomentará el consumo de agua no envasada, además de inventariar los suelos contaminados y determinar los sujetos responsables de su recuperación.
“Alrededor de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero, el 90 % de la pérdida de biodiversidad o el estrés hídrico están asociados, directamente, al modo en el que extraemos y tratamos las materias primas, los recursos, hasta el punto de que necesitaríamos dos Españas y media para poder abarcar aquello que el conjunto de los españoles consumimos cada año, algo que es absolutamente imposible de gestionar y que nos acumula un déficit ambiental y de recursos de grandes proporciones”, añade.